Ser cuidador es una tarea que puede resultar difícil, sobre todo cuando se trata de un familiar.

Cuidar de una persona es a la vez, una tarea solidaria, conmovedora y satisfactoria que exige tiempo. Apoyar a nuestro familiar más cercano es también una de las experiencias más dignas y merecedoras de reconocimiento.

Pero ser cuidador es algo que normalmente no se prevé y para lo cual uno no está preparado.

ser cuidador

¿Qué necesidades tiene nuestro familiar en situación de dependencia?

Empatizar significa conectar con otra persona, ser capaces de ponernos en su lugar. Por ello, lo primero como cuidadores que debemos plantearnos para involucrarnos en la búsqueda del bienestar mutuo es detectar qué necesidades tiene nuestra persona dependiente.

En la gran mayoría de ocasiones nos ponemos al frente de los cuidados de un ser querido por una razón concreta (aparición de Alzheimer, demencias y cambios de conducta, movilidad reducida, diversidad funcional…) y caemos en el error de centrar nuestros cuidados en paliar sus efectos.

Los cuidados van más allá de tratar unos síntomas producto de la edad: cuidar es hacer sentir bien, y como tal debemos ir más allá y atender también sus necesidades personales (ocio, descanso, ejercicio…), siendo capaces de incluso anticiparnos a ellas.

Para ello pregúntate: antes de producirse el desencadenante de los cuidados, ¿cuáles eran las rutinas de nuestro ser querido?, ¿qué les gustaba hacer? Recuérdale que no todo cambia.

¿Cómo integrarlo en nuestras rutinas?

Hay una palabra que no es recomendable tanto para el cuidador como para quien recibe los cuidados, y no es otra que “obligación”.

Obligación es causa de rechazo, y por tanto un antónimo de empatía. Por ello, debemos intentar que ni nosotros ni nuestro ser querido nos sintamos obligados a hacer algo.

Para esto, podemos trabajar las rutinas de forma compartida: nosotros tenemos necesidades de ocio como cuidadores de igual forma que nuestros mayores como personas dependientes, ¿por qué en vez de esforzarnos por satisfacer al otro, no nos esforzamos por buscar la satisfacción mutua? Si lleváis mucho tiempo “encerrados” en casa, en vez de ver una película en el salón, salid al cine dando un gratificante paseo, si tienes que hacer la compra, antes dad un rodeo por el parque más cercano, recuerda o investiga cuál es su terraza favorita y tomaros un refresco juntos como descanso…

Consejos para empatizar a la hora de tratar con nuestro ser querido dependiente:

  • Busca la forma más adecuada de comunicarte con la persona dependiente: hablar mucho no significa comunicar. Procura que siempre que entables un diálogo, sea el momento adecuado y no sólo por evitar silencios.
  • Acude al ocio inclusivo siempre que puedas: puzles, cartas, autodefinidos… existen cantidad de recursos que, además de entretener, fomentan la comunicación y ejercitan los procesos cognitivos.
  • Busca su complicidad: nuestros mayores son la experiencia en persona. Por ello, no tardan en darse cuenta de cuándo nos esforzamos por ser cordiales y cuándo lo hacemos de forma natural. Trata de no forzar las situaciones y aprovecha todo momento en el que puedas improvisar algo de su gusto.
  • Regala algo más que tiempo: nuestro tiempo es un tesoro, pero también en lo que lo invertimos. Las personas mayores son muy agradecidas cuando detectan que ha habido un esfuerzo más allá de lo cotidiano. Por lo que dales esa satisfacción. ¿Cómo? Cocinándole su plato favorito, pidiéndole a sus nietos que le hagan un dibujo, escuchando su canción preferida…

El grado de implicación en los cuidados de la persona dependiente puede generar en muchas ocasiones una situación de sobrecarga para los cuidadores, y la aparición de sentimientos de ansiedad, estrés o incluso síntomas de depresión. Para poder desempeñar los cuidados adecuadamente, debemos primero preocuparnos por estar en plenas condiciones y gestionar correctamente nuestras emociones.

Hay dolencias como el estrés o el cansancio, que se manifiestan pero difícilmente somos capaces de transmitir objetivamente en qué medida las sufrimos. Este tipo de malestares para tratarlos adecuadamente deben ir acompañados de información sobre por qué se producen, cómo se manifiestan y en qué puntos podemos mejorarlos.

¿Qué puedo hacer para mejorar ese aspecto?, ¿Me pueden ofrecer ayuda?, ¿Lo he comentado con mi entorno? La comunicación es vital para evitar cualquier tipo de ansiedad. Por lo que no dudes en acudir a ella tantas veces como te sea necesario.

Si llevas tiempo padeciendo síntomas de ansiedad, cansancio y estrés y sientes que te dificultan las labores de cuidado, te recomendamos acudir cuanto antes a un especialista en intervención psicológica que te ayudará en todo tu proceso terapeútico. En psicologos Madrid ACM evaluaremos tu situación para ofrecerte herramientas de gestión emocional. Es necesario trabajar con una serie de pautas para empezar a cuidarte a ti mismo y poder alcanzar una estabilidad emocional que te permita estar bien, y así poder seguir ofreciendo lo mejor de ti a tu persona dependiente.

Ante todo, no te olvides: “cuida sin descuidarte”.

 

Escrito por: Alba Ortiz

5/5 - (17 votos)