Por lo general, tendemos a confundir la ansiedad por separación con el trastorno de ansiedad por separación y esto nos hace no entender a nuestros hijos ni saber si necesitamos buscar ayuda o no.

Comprender lo que está viviendo su hijo, conocer de dónde viene y saber qué poder hacer para ayudarlo es clave en el trastorno de ansiedad por separación.

Ansiedad por separación

¿Qué es la ansiedad por separación?

La ansiedad por separación es una etapa normal del desarrollo del niño. Aunque cada niño es diferente, esta etapa suele abarcar desde los 18 meses hasta los tres años de edad. Durante este tiempo es normal que los niños se pongan nerviosos y alterados cuando sus figuras de apego desaparecen. Esta ansiedad por separación se supera sin la necesidad de recibir ayuda y desaparece cuando el niño aprende que esa persona regresará.

Aún así, es importante atender a nuestro hijo cuando llora y protesta ante la ausencia de la figura de apego. Acudir a calmar, jugar y prestarle atención es muy importante en esta etapa. Nuestro hijo aún no tiene estrategias de autocontrol, por lo que debe ser el adulto quien le ayude a tranquilizarse.

Asimismo, debemos tener en cuenta que la separación prolongada y repetida produce reacciones más intensas que pueden terminar afectando al vínculo y el apego. Por tanto, hay que intentar que la separación, en estos primeros años, sea gradual, no demasiado prolongada y siempre atendida.

El trastorno de ansiedad por separación (TAS)

Hablamos de trastorno o problema cuando la ansiedad por separación (descrita anteriormente) aparece fuera de la edad de desarrollo normal. La edad media en la que suele manifestarse un trastorno de ansiedad por separación es alrededor de los 9 años. Sin embargo, también puede aparecer antes de los 6 años de edad (inicio temprano). Es importante tener en cuenta que, para poder ponerle la etiqueta de TAS, la duración del problema debe ser, por lo menos, de cuatro semanas.

Los niños con trastorno de ansiedad por separación temen perderse o temen que algo malo le pueda suceder a un miembro de su familia. Por tanto, se genera una fuerte preocupación y miedo intenso al estar separado de sus principales figuras de apego. Esto hace que las despedidas suelan estar caracterizadas por llantos, rabietas o escenas un tanto dramáticas. Las despedidas empiezan a ser muy dolorosas, tanto para los padres como para el niño. Por supuesto, ningún padre quiere ver sufrir a su hijo, por tanto tienden a quedarse y alargar las despedidas. Esto, aunque se haga con buena intención, hace la separación todavía más difícil y ayuda a mantener el problema.

Finalmente, para poder hablar de trastorno de ansiedad por separación, la situación debe interferir en el funcionamiento diario del niño. Es decir, los síntomas han de ser lo suficientemente intensos como para alterar la rutina y causar un malestar significativo.

Causas

Existen tres principales factores que predisponen la aparición de un trastorno de ansiedad por separación:

Biológicas

Nacer con leve desequilibrio entre determinados neurotransmisores puede hacer que el niño tenga una tendencia biológica a ser ansioso. Esto no es un problema en sí mismo, ya que cada uno nacemos con un temperamento determinado (más tranquilo o activo). Este tipo de temperamento más nervioso y ansioso es más propenso a presentar problemas de ansiedad que otros.

Familiares

La educación no es sólo aquello que recibimos de nuestros padres sino también lo que el niño observa en ellos. Las características de personalidad de los padres son captadas y aprendidas por el niño desde muy pequeño.  En familias donde el miedo y la anticipación de peligros forma parte del día a día hace que el niño aprenda que algo malo puede pasar y, para evitarlo, busca el contacto con sus figuras de seguridad. Por tanto, los hijos de padres ansiosos o preocupados suelen ser más propensos a presentar un trastorno de ansiedad futuro.

Ambientales

La vivencia de una situación perturbadora o estresante relacionada con una pérdida hace más probable la aparición de un trastorno de ansiedad por separación. Algunos ejemplos de estos factores ambientales pueden ser el cambio de residencia o colegio; la enfermedad o fallecimiento de un familiar, amigo o mascota; un divorcio mal gestionado… Estas situaciones son, en sí mismas, desestabilizantes para el niño, por lo que hay que prestar atención y cuidado.

Asimismo, la vuelta de vacaciones es también un momento donde la ansiedad por separación aparece con más frecuencia.

Síntomas

Los síntomas característicos del trastorno de ansiedad por separación son los siguientes:

  • Malestar excesivo y recurrente cuando ocurre o se anticipa una separación de las principales figuras de apego.
  • Miedo intenso y frecuente a perder o que sufra algún daño una figura de apego.
  • Preocupación excesiva y recurrente a que ocurra algo que le separe de sus figuras de apego (perderse, secuestro, enfermedad…)
  • Resistencia o negativa persistente a ir a la escuela o cualquier otro sitio por miedo a la separación.
  • Resistencia a estar en casa sólo.
  • Negativa o resistencia a dormir sin tener cerca una figura de apego importante o a dormir fuera de casa.
  • Pesadillas repetidas con temáticas de separación o pérdida. Las pesadillas, con frecuencia, revelan los miedos del niño: muerte de un familiar o cualquier otra catástrofe.
  • Quejas de síntomas físicos cuando ocurre o se anticipa la separación: dolor de cabeza o de estómago o náuseas.

Es importante destacar que si la ansiedad por separación aparece de repente y de forma intensa en el niño podría haber otro problema de base como el acoso escolar o algún problema en el colegio.

Tratamiento psicológico

El trastorno de ansiedad por separación, al contrario que la fase de ansiedad por separación, no desaparece sin tratamiento. Es importante detectar cuando nuestro hijo puede presentar este problema y pedir asesoramiento profesional al pediatra o psicólogo infanto-juvenil. Cuanto menos evolucione el trastorno más sencillo resultará poner remedio y redirigirlo hacia una resolución adaptativa y funcional. Si no tratamos el TAS se corre el riego de que derive en otro problema psicológico como la depresión infantil.

El tratamiento de elección, por su elevada eficacia, para el trastorno de ansiedad por separación es la ayuda psicológica cognitivo-conductual. El objetivo es que el niño aprenda destrezas para manejar su ansiedad que le ayuden a sentirse seguro y calmado. Algunos de los puntos esenciales en la intervención cognitivo conductual para el trastorno de ansiedad por separación son:

Psicoeducación

Es importante hacer con el niño una educación emocional adaptada a su edad y lenguaje. El niño debe conocer qué es el miedo y aprender como esté se manifiesta en él. Así mismo es positivo dividir el miedo el dos: el miedo amigo y el miedo enemigo. Una parte fundamental de la educación emocional en niños es poner forma a la emoción y visualizarla. Esto ayuda al niño a identificar cuando la emoción aparece y a saber cuando tiene que poner en práctica las técnicas de gestión.

Gestión de la ansiedad

Esta parte de la intervención consiste en enseñar al niño recursos para gestionar el miedo y la ansiedad. Al igual que la psicoeducación, estas estrategias tienen que adaptarse a la edad y nivel de comprensión del niño. Todas las técnicas son ensayadas en sesión y tanto los padres como la educadora deben conocerlas.

Exposición gradual

La terapia cognitivo conductual trabaja con la exposición gradual y no con la exposición rápida y prolongada a la situación temida (separación), ya que esta puede provocar un fuerte malestar en los niños y alteraciones emocionales. La exposición gradual en vivo consiste en que el niño vaya gestionando la ansiedad y superando sus miedos. El hecho de ir poco a poco hace que el niño aprenda que es capaz de enfrentarse a sus miedos. Asimismo, este progreso repercute de forma positiva sobre su autoestima.

Intervención familiar

Los padres son una pieza esencial en el plan de tratamiento y mejora del niño. Al igual que los más pequeños, ellos también tienen que aprender recursos para gestionar mejor las situaciones difíciles. Para ello se trabajará en mejorar la comunicación con los hijos y fomentar el refuerzo positivo cuando se logren avances. También se evaluará y modificarán aquellas conductas que hagan los padres y puedan estar favoreciendo al mantenimiento del problema. Asimismo es importante establecer una adecuada rutina antes de ir la escuela y crear un ritual de despedida.

 

Sin embargo, cuando los síntomas de la ansiedad por separación son muy intenso e interfieren en la terapia, podemos contar con la ayuda de tratamiento farmacológico (ISRS). Estos medicamentos ayudan a reducir la ansiedad y estabilizar el estado de ánimo del niño. Es muy importante que el tratamiento farmacológico para el trastorno de ansiedad por separación se acompañe siempre de ayuda psicológica.

 

En resumen…

Para poder empezar a hablar de trastorno de ansiedad por separación deben cumplirse los siguientes puntos:

  • Fuera del rango de edad en el que la ansiedad por separación en una etapa del desarrollo normal (18 meses – 3 años).
  • La duración del problema es de, por lo menos, cuatro semanas.
  • Cumplir, al menos, tres de los síntomas de ansiedad mencionados con anterioridad.
  • El problema de ansiedad por separación interfiere significativamente en el funcionamiento diario del niño.
  • Tratamiento de primera elección: Terapia cognitivo conductual individual y familiar

 

Si deseas saber más sobre la ansiedad por separación o quieres unas primeras pautas para ayudar a tu hijo a gestionar mejor la ansiedad, ponte en contacto con el equipo de ACM Psicólogos llamando al 647 935 514 o escribiendo un email a acmpsicologos@gmail.com

Escrito por Sara Jódar

Psicóloga Sanitaria en ACM Psicólogos

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