El trastorno antisocial de la personalidad es uno de los trastornos de personalidad más dramáticos. Se caracteriza por un historial de incumplimiento de las normas sociales. Los afectados llevan a cabo acciones que la mayoría de las personas hallarían inaceptables.

Algunos estudiosos, les consideran depredadores sociales que encantan; manipulan; y se abren camino sin piedad a lo largo de la vida. Así van dejando un amplio rastro de corazones rotos, expectativas hechas trizas y billeteras vacías.

¿Qué es el trastorno antisocial de la personalidad?

La idea de formular la existencia de un trastorno como éste, surge de los intentos por tratar explicar un modo de comportamiento humano persistentemente delictivo en ausencia de motivos que lo justifiquen.

La característica comportamental típica del trastorno antisocial de la personalidad es un patrón duradero de conductas socialmente irresponsables. Éstas aparecen antes de los 15 años y reflejan una desconsideración, despreocupación y vulneración de los derechos de los demás.

Según el Manual de Criterios Diagnósticos, estas personas se caracterizan porque:

  • Incumplimiento de las normas sociales respecto a los comportamientos legales, que se manifiesta por actuaciones repetidas que son motivo de detención.
  • Engaño, que se manifiesta por mentiras repetidas, utilización de alias o estafa para provecho o place personal.
  • Impulsividad o fracaso para planear con antelación.

  • Irritabilidad y agresividad, que se manifiesta por pelas o agresiones físicas repetidas.
  • Desatención imprudente de la seguridad propia o de los demás.
  • Irresponsabilidad constante, que se manifiesta por la incapacidad repetida de mantener un comportamiento laboral coherente o cumplir con las obligaciones económicas.
  • Ausencia de remordimiento, que se manifiesta con indiferencia o racionalización del hecho de haber herido, maltratado o robado a alguien.

En resumen, el patrón de comportamiento se manifiesta en un fracaso para adaptarse a la norma legal vigente en la sociedad, que se manifiesta en los múltiples actos delictivos en los que se implica; tendencia a engañar, mentir y manipular a los demás con el fin de tener beneficios personales; impulsividad; sentimientos de irritabilidad y hostilidad que se traducen en actos agresivos; indiferencia por su seguridad o por la de los demás; comportamiento irresponsable persistente; y carencia de sentimientos de remordimiento por las consecuencias de los actos realizados, llegando a justificarlos minimizarlos o mostrar indiferencia hacia ellos.

Todas estas características, unidas a una amplia historia de comportamientos antisociales, violentos y reincidentes, son elementos que orientan con claridad a un diagnóstico de trastorno antisocial de la personalidad.

Causas del trastorno antisocial de la personalidad

Se han propuesto explicaciones de todo tipo para el trastorno antisocial de la personalidad. Desde anomalías bioquímicas hasta factores genéticos; psicosociales;de aprendizaje; cognitivos; o de personalidad.

Estudios de familias, gemelos y de adopción sugieren que hay una influencia genética en este trastorno. Sin embargo, estos mismos estudios también sugieren que existe una interacción con el ambiente. Es decir, los factores genéticos pueden ser importantes sólo en presencia de cierta influencia ambiental. Los factores genéticos tal vez indiquen una predisposición para que se desarrolle este tipo de personalidad; pero el desarrollo real del mismo quizás exija la presencia de factores ambientales, como una deficiencia en el contacto temprano, por ejemplo.

Por otro lado, una gran cantidad de investigaciones se han centrado en las influencias neurofisiológicas del trastorno antisocial de la personalidad. Algunas hipótesis proponen la existencia de daños o déficit en el lóbulo frontal, o sobre la existencia de una inmadurez cortical en estas personas. Más consistentes son las investigaciones que defienden una disfunción en el metabolismo del sistema serotoninérgico. Parece ser que esta disfunción está relacionada con la impulsividad, la dificultad para responder adecuadamente al castigo y la modulación emocional inadecuada de estar personas.

Desde el punto de vista psicosocial, las investigaciones han hallado que las personas con trastorno antisocial de la personalidad presentan problemas en la interpretación de la información interpersonal. Es decir, cuando ésta es ambigua o poco estructurada, estas personas tienden a atribuir significados hostiles. Además, se ha visto que los estilos educaciones y de crianza confirman que estas personas presentan una historia infantil y adolescente de abandono; abusos físicos y psicológicos; y negligencia por parte de los adultos responsables del niño. Todo esto, único a la elevada incidencia de alcohol y abuso de sustancias de los familiares más cercanos.

En resumen, podríamos decir, que el trastorno antisocial de la personalidad es una entidad clínica compleja. En ella influyen diferentes factores en su desarrollo. De esta forma, podemos decir que para que este trastorno se desarrolle existe una contribución de factores biológicos, psicológicos, culturales y sociales.

Tratamiento del trastorno antisocial de la personalidad

Uno de los principales problemas para tratar a estas personas, es que pocas veces identifican la propia necesidad de tratamiento.

El trastorno antisocial de la personalidad es uno de los más difíciles de tratar. Ni las terapias biológicas ni las psicológicas han alcanzado, hasta ahora, resultados satisfactorios o generalizables.

Desde el punto de vista médico, los fármacos más utilizados han sido los neurolépticos; sobre todo en los pacientes que tienden a la agresión y comportamientos violentos.

Desde el punto de vista psicológico, no existen demasiadas alternativas de tratamiento para estas personas. Ya que la primera dificultad que encontramos es la escasa disposición a recibir ayuda.

La mayoría de las intervenciones psicológicas se realizan en centros de reclusión con terapia cognitivo-conductual. Sin embargo, el tratamiento más eficaz va dirigido a la identificación de niños con alto riesgo; de manera que pueda intentarse el tratamiento antes de que lleguen a la vida adulta. La estrategia de tratamiento más común es el entrenamiento de los padres o figuras de referencia en la identificación de problemas de conducta tempranos y motivar conductas prosociales. Esto puede ayudar a que muchos niños no manifiestan conductas antisociales. Sin embargo es pronto para saber si estos programas de intervención temprana previenen las conductas antisociales en la vida adulta.

Si quieres saber más sobre el trastorno antisocial de la personalidad o su tratamiento, no dudes en contactar con ACM Psicólogos.

Escrito por: Blanca Fernández

Psicóloga sanitaria en ACM Psicólogos

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