Uno de los principales trastornos de ansiedad, pero uno de los menos conocidos, es el trastorno de ansiedad generalizada.

¿Te sientes preocupado o angustiando de forma casi constante? ¿Las personas de tu alrededor te han dicho alguna vez que le das muchas vueltas a las cosas? ¿Estas preocupaciones abarcan temas cotidianos? Si te sientes identificado es probable que estés conviviendo con un TAG sin darte cuenta.

Transtorno de ansiedad generalizada

¿Qué es el trastorno de ansiedad generalizada?

La ansiedad es una respuesta emocional del organismo que aparece cuando este siente o percibe una amenaza (presente o anticipada). En este momento, aparecen unos síntomas a nivel físico, cognitivo y motor que tienen la función de protegernos. Finalmente, cuando la amenaza desaparece o es resulta, el organismo vuelve a un estado basal de tranquilidad y calma.

En el trastorno de ansiedad generalizada, la percepción de amenaza es constante y, en consecuencia, la respuesta de ansiedad también.

La principal característica de la persona con TAG es una preocupación intensa y permanente ante situaciones de la vida diaria: familia; amigos; dinero; trabajo; manejo de la casa; salud… Aunque el acontecimiento no sea estresante en sí mismo, la persona con TAG anticipa que algo puede salir mal. Por tanto, el problema de estas personas no es externo, sino la ansiedad que continúa después de que el factor estresante haya desaparecido.

Es frecuente que el trastorno de ansiedad generalizada pase desapercibido para la persona porque se asocia con características de personalidad. Es decir, la anticipación negativa y la preocupación excesiva suelen relacionarse con la forma de ser habitual de la persona. Por tanto, no se contempla como algo problemático ni, mucho menos, con un trastorno psicológico. Esta forma de entender el TAG cada vez está cogiendo más fuerza y son varios los profesionales de la salud mental que lo englobarían dentro del apartado de trastornos de personalidad.

Por lo general, el trastorno de ansiedad generalizada comienza a gestarse en la infancia o en la adolescencia. Sin embargo, también puede iniciarse después de los 20 años de edad. Asimismo las mujeres tienen una mayor probabilidad de convivir con el TAG que los hombres.

Síntomas del trastorno de ansiedad generalizada

Los síntomas o manifestaciones frecuentes de las personas con trastorno de ansiedad generalizada son:

  • Preocupaciones intensas y ansiedad excesiva que se mantiene casi constante con ciertas fluctuaciones (épocas de mejoría y épocas de empeoramiento).
  • Al individuo le resulta muy difícil controlar la preocupación.
  • Inquietud o sensación de estar atrapado.
  • Elevada dificultad para lograr y mantener la concentración.
  • Aumento del cansancio y la irritabilidad.
  • Síntomas fisiológicos asociados a la ansiedad: tensión muscular, opresión en el pecho, taquicardia, sensación de nudo en el estómago, sudor…
  • Dificultades para conciliar el sueño o para mantenerse durmiendo. Es frecuente también la sensación al despertarse de no haber descansado (sueño no reparador).
  • La persona con trastorno de ansiedad generalizada tiene una tendencia a interpretar la información ambigua como amenazante.
  • Estado habitual de hipervigilancia con la finalizad, muchas veces inconsciente, de descubrir nuevas amenazas.
  • Poca tolerancia a la incertidumbre y a la activación emocional desagradable (enfado, miedo, frustración…)

Es importante mencionar que, para hablar de TAG, estas características deben aparecer, de forma frecuente, durante un mínimo de seis meses.

Asimismo, existen cuatro características de personalidad asociadas, principalmente, al trastorno de ansiedad generalizada: perfeccionismo; dependencia, contemplada como la búsqueda de aprobación; falta de asertividad o tendencia a la inhibición y evitación de conflictos; alta necesidad de control. Las personas con TAG suelen ser activas, nerviosas y resolutivas.

La preocupación

Como se ha mencionado a lo largo de artículo, las preocupaciones intensas y frecuentes son la característica principal del TAG.

Por lo general, las preocupaciones son de temas menores relacionados con situaciones cotidianas o acontecimientos del día a día. Normalmente las personas con trastorno de ansiedad generalizada se preocupan por cosas que son improbables que sucedan o que, si ocurren, son mucho más manejables y menos dramáticas de lo que piensan. Asimismo, es frecuente que, de una preocupación aparezca otra, luego otra y así durante la mayor parte del día. Es decir, la persona deja de lado una preocupación porque aparece otra que ahora ocupa su atención. Como se puede intuir, este estado de preocupación contaste genera un gran cansancio, irritabilidad y malestar a la persona.

Cuando el malestar el muy alto, la lucha de la persona con trastorno de ansiedad generalizada se centra en eliminar la preocupación, por lo que se pasa a preocuparse por estar preocupado.

Es importante destacar que no existe diferencia entre las preocupaciones de las personas con y sin TAG. Únicamente varían en aspectos topográficos (frecuencia, intensidad y duración).

Por otro lado, la preocupación también tiene un papel clave en el mantenimiento del trastorno de ansiedad generalizada. Las preocupaciones, aunque sean la fuente del problema, también son útiles y ayudan a tener sensación de control. Preocuparse ayuda a la persona a prepararse para lo peor y protegerse del daño. A su vez, darle vueltas a un problema hace que aparezcan soluciones que hagan estar más tranquilo a la persona. Sin embargo, este alivio a corto plazo da lugar a una falsa ilusión de tranquilidad que refuerza el problema.

Asimismo, preocuparse por temas cotidianos puede ayudar a la persona a no pensar en experiencias o problemas más perturbadoras/dolorosas. Si de forma consciente o inconsciente usamos las preocupaciones con esta finalidad se está reforzando y fortaleciendo el problema.

Finalmente, el preocuparse, anticipar consecuencias negativas y evitarlas es un rasgo valorado de forma positiva y reforzado socialmente.

Tratamiento para el TAG

Cuando las preocupaciones interfieren y generan un malestar significativo en la vida de la persona es esencial pedir ayuda. Las terapias cognitivo-conductual y aceptación y compromiso (ACT) se han mostrado eficaces en el tratamiento del trastorno de ansiedad generalizado.

Es frecuente que la persona con TAG pida ayuda cuando ha finalizado una situación vital estresante y percibe que no está tranquilo. También, suelen buscar ayuda psicológica por presentar otros problemas asociados como depresión, agrafobia o fobia social.

El tratamiento psicológico en TAG está orientado a disminuir las preocupaciones y ayudar a la persona a gestionarlas de forma funcional. Sin embargo, la terapia trabaja en más áreas para lograr un mayor bienestar en la persona. Los puntos principales a trabajar en el tratamiento del trastorno de ansiedad generalizado son:

  • Aumentar la conciencia en el momento presente.
  • Reestructurar posibles pensamientos irracionales o distorsiones cognitivas.
  • Evaluación, gestión y prevención de las conductas de preocupación.
  • Aprender a distinguir los distintos tipos de preocupaciones y saber actuar en cada uno de ellos.
  • Organización y gestión del tiempo.
  • Entrenamiento en resolución de problemas.
  • Entrenamiento en asertividad.
  • Planificación de actividades placenteras y agradables.
  • Identificación de valores y propuesta de acciones enfocadas a acercarnos a lo importante para cada uno.

Como en cualquier problema psicológico, cada individuo es único y es importante diseñar un plan de acción específico y personalizado.

 

En ACM Psicólogos somos especialistas en trastornos de ansiedad y tenemos años de experiencia en la gestión de esta problemática. Si te has sentido identificado a lo largo de artículo, no dudes en ponerte en contacto con nosotros. Con un adecuado plan de tratamiento y trabajo en equipo se puede aprender a gestionar la ansiedad y las preocupaciones.

Escrito por Sara Jódar

Psicóloga Sanitaria en ACM Psicólogos

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