¿Has oído hablar alguna vez del trastorno de estrés postraumático? ¿En qué consiste? ¿Quién puede llegar a desarrollarlo?

En los últimos años, hemos oído mucho de los trastornos emocionales graves y duraderos que pueden darse después de una variedad de sucesos traumáticos. Si bien tal vez el acontecimiento traumático más impresionante sea la guerra; también tienen lugar trastornos emocionales tras una agresión física; accidentes de tráfico; catástrofes naturales; o la muerte repentina de un ser querido. El trastorno emocional que sigue a un trauma se conoce como trastorno de estrés postraumático.

¿Qué es el trastorno de estrés postraumático?

El trastorno de estrés postraumático es un problema de ansiedad que se desarrolla como consecuencia a una experiencia traumática y persiste durante más de un mes.

estrés postraumático

Este problema surge como consecuencia a un suceso traumático, y se requiere una reacción emocional intensa al suceso. Posteriormente, las personas tienden a experimentar re-exposiciones continuas al suceso, del tipo de recuerdos intrusivos; sueños perturbadores; flashbacks; e incluso alucinaciones. En muchos casos, estos síntomas empeoran con el paso del tiempo. Debido a esta sintomatología, las personas evitan todo aquello que está relacionado con el trauma y muestran indicios de reactividad general embotada y de elevada activación autonómica (insomnio; hipervigilancia; sobresaltos; e irritabilidad).

Síntomas del trastorno de estrés postraumático

Son diversos los síntomas y manifestaciones clínicas del trastorno de estrés postraumático:

Síntomas de reexperimentación

Los sucesos traumáticos pueden revivirse de diferentes formas. Frecuentemente se presentan evocaciones intrusivas y recurrentes del evento. También pueden aparecer pesadillas en las que se revive el trauma. En raras ocasiones, se presentan estados disociativos de duración variada en los que los componentes del evento se reviven y la persona se comporta como si estuviera experimentando el suceso. Puede aparecer estrés y actividad fisiológica cuando la persona se expone a los eventos desencadenantes que se parecen a algún aspecto del acontecimiento (ruidos; personas; aniversario del suceso; lugares; etc.).

Respuestas de evitación

La evitación de los estímulos asociados con el trauma es constante. La persona hace esfuerzos deliberados para evitar pensamientos, sentimientos o conversaciones sobre el acontecimiento; y actividades, situaciones o personas que puedan evocarlo. Esta evitación puede incluir amnesia de algún aspecto del trauma; disminución de la respuesta al mundo externo; pueden aparecer quejas por disminución del interés o participación en actividades que antes disfrutaba; sentimientos de desapego o rechazo por parte de otras personas; disminución de la capacidad para expresar emociones; o puede experimentarse una sensación de acortamiento del futuro.

Hipervigilancia o hiperalerta

Presentan síntomas persistentes de ansiedad o aumento de la vigilancia, que no estaban presentes antes del trauma. Estos síntomas pueden incluir: insomnio; pesadillas recurrentes de reexperiencia traumática; hipervigilanca; y una respuesta exagerada de sobresalto. Algunas personas hablan de irritabilidad y episodios de ira; o dificultad para concentrarse o completar actividades. Puede incluir síntomas asociados como agresión; violencia; pobre control de impulsos; depresión; y abuso de sustancias.

Deterioro de la capacidad funcional

Los síntomas pueden causar malestar o sufrimiento significativo clínicamente; interferir notablemente con el funcionamiento normal; o comprometer la capacidad para desempeñar sus actividades habituales.

Otros síntomas

Alteración del apetito; tensión muscular; miedo;  taquicardia; pérdida del deseo erótico o disfunciones sexuales; lloros incontrolados; aislamiento social; o sentimientos de vergüenza y culpa.

Tipos del trastorno de estrés postraumático

El trastorno de estrés postraumático se puede presentar de forma retardada. Se caracteriza por la aparición de los síntomas mucho tiempo después (al menos seis meses) de haber ocurrido el suceso traumático. Si bien es cierto que los síntomas de este cuadro clínico parecen estar presentes desde el principio, aunque de forma atenuada, algunas situaciones nuevas o algunos eventos estresantes de la vida adulta pueden actuar como sucesos desencadenantes que reactivan el trastorno de estrés postraumático latente.

Una variante es la presentación de este trastorno con síntomas disociativos. En estos casos, la persona experimenta síntomas de despersonalización (sentimientos como si uno mismo fuera un observador externo del proceso mental o corporal); y/o desrealización (o irrealidad del entorno).

Respecto a las formas de presentación, se ha descrito el estrés postraumático complejo, que está asociado a una sintomatología más grave y variada. Además, la comorbilidad con otros problemas es mayor (depresión; alcoholismo; trastornos de personalidad; etc.). Esta variante es más frecuente en situaciones de aislamiento social; y en personas que ha sufrido una exposición precoz en la infancia a la violencia; o a una revictimización prolongada (casos de abuso sexual en la infancia; violencia en la pareja; o secuestros prolongados).

Por último es importante hablar del trastorno de estrés agudo. Este trastorno se diagnostica en las cuatro primeras semanas posteriores al trauma. Se trata de una reacción postraumática intensa que desborda la capacidad de afrontamiento de la persona y que se caracteriza fundamentalmente por la presencia de síntomas disociativos (alteración del sentido de la realidad o de uno mismo y la amnesia disociativa). Del mismo modo, sufren síntomas de reexperimentación del suceso; conductas de evitación; e intensos síntomas de ansiedad. Todo esto genera un gran malestar clínico significativo e interfiere negativamente en el día a día de la persona.

Tratamiento del trastorno de estrés postraumático

La terapia para el trauma es fundamentalmente psicológica. Sin embargo, es cierto, que hay veces que la terapia farmacológica es una ayuda complementaria para hacer frente a a la vida cotidiana y potenciar la terapia psicológica.

El abordaje psicológico que mejor porcentaje de resultados positivos ha mostrado hasta la fecha ha sido el tratamiento cognitivo conductual.

El tratamiento psicológico tiene como objetivo eludir y enterrar una realidad intolerable para mantener el equilibrio emocional. Por ello, la distracción, junto con el paso del tiempo y la reanudación de la vida cotidiana constituyen a veces una estrategia útil. Sin embargo, la mayoría de los clínicos están de acuerdo que las victimas deben hacer frente al trauma original para desarrollar procedimientos de afrontamiento eficaces; y, por lo tanto, superar los efectos debilitadores del trastorno. Es por esto que la terapia de exposición parece la más eficaz para hacer frente a este trastorno.

 

Escrito por: Blanca Fernández

Psicóloga sanitaria en ACM Psicólogos

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