Todas las personas experimentamos cambios en nuestro estado de ánimo con mayor o menor intensidad. Esto es algo absolutamente normal. Pero, ¿qué sucede cuando esos cambios y desequilibrios emocionales extremos duran mucho tiempo e incapacitan a la persona? Pues que entonces estamos hablando de trastornos de la afectividad.
Estos trastornos se manifiestan en la particular forma en que la persona percibe el mundo que le rodea, en sus relaciones interpersonales y, lo más importante, en el control de sus impulsos. Por eso, este tipo de manifestaciones suelen causar extrañeza y confusión entre familiares y allegados de aquellos que los padecen.
En este artículo de ACM Psicólogos queremos mostrarte cuáles son los principales tipos de trastornos de la afectividad y por qué suceden.
Los trastornos de la afectividad son alteraciones psíquicas que están vinculadas a los estados de ánimo, que se presentan de forma extrema y patológica. Es por eso que estos trastornos de la afectividad causan un profundo sufrimiento, deterioran la autoestima y suponen un gran problema a la hora de que la persona interprete el mundo y se relacione con él.
La afectividad a la que nos referimos es un concepto que se utiliza para señalar estados internos de la persona que generan una reacción o que afectan a cómo nos sentimos, percibimos o afrontamos nuestras propias experiencias.
Esa capacidad para sentir emociones y sentimientos va según el grado de reacción que tenemos las personas ante los estímulos internos o externos, y que varían a lo largo de tres dimensiones. Así podemos sentir desde felicidad, que es el sentimiento extremo de bienestar psíquico, hasta sentimiento extremo de profundo sufrimiento, que es la tristeza y aflicción.
Existen muchos tipos de trastornos de la afectividad, pero podemos agruparlos en tres tipos principales que son la depresión, el trastorno bipolar y el trastorno de ansiedad. El resto de trastornos afectivos podemos considerarlos subtipos y variaciones, dependiendo de la severidad.
El trastorno afectivo por depresión es el más frecuente y también el más conocido. Se trata de una respuesta de carácter emocional de nuestro cerebro que se coloca en un grado máximo de tristeza y desesperanza.
La depresión no es sentirse triste unos días, sino que la persona experimenta episodios de tristeza durante semanas.
Los síntomas más frecuentes de la depresión son la apatía, el llanto, la tristeza, falta de apetito, insomnio o hipersomnia, falta de motivación, desesperanza y también puede aparecer ideación suicida.
Una de las formas más leves de la depresión es la distimia, que también es uno de los trastornos de la afectividad caracterizado por un estado de ánimo bajo latente y alargado en el tiempo (al menos 2 años). En este caso, se trata de personas que tienden a la melancolía y que no acaban de sentirse bien, pero tampoco se encuentran tan mal como con depresión.
El trastorno bipolar es otro de los grandes trastornos de la afectividad. Se caracteriza por periodos de depresión y periodos de manía en los que la persona puede sentirse extremadamente activo y positivo. Ojo, porque la manía también produce agresividad, conductas impulsivas e incluso delirantes. Digamos entonces que se trata de una alegría patológica.
Es por eso que la bipolaridad genera mucho sufrimiento, ya que la inestabilidad emocional, la pérdida de identidad y otros síntomas pueden favorecer la aparición de ideación suicida.
Dependiendo de esos episodios eufóricos, tenemos el trastorno bipolar tipo 1 y tipo 2 que son también trastornos de la efectividad.
Un tercer grupo de trastornos de la afectividad son aquellos que se caracterizan por sentimientos de ansiedad, nerviosismo e incluso miedo. Es el caso de:
Los trastornos afectivos son también denominados trastornos del estado de ánimo porque su principal característica es precisamente la alteración del estado del ánimo. Puesto que existe distintos tipos de trastornos de la afectividad, nos podemos encontrar con diferentes síntomas, aunque hay algunos que son comunes:
Las causas por las que aparecen trastornos de la afectividad están relacionadas con nuestros neurotransmisores del cerebro que, por razones aún no conocidas del todo, están desequilibrados o no consiguen emitir una señal adecuada al cerebro.
Pero además de un desequilibrio químico en el cerebro, existen otros motivos que generan trastornos afectivos. Es el caso de los eventos traumáticos de la vida. Un evento traumático como un accidente, la pérdida de un ser querido, etc. pueden causar depresión u otro trastorno de la afectividad.
También existe un posible componente genético que favorece la aparición de trastornos de la afectividad. Así, si el padre o la madre padece un trastorno afectivo, existe cierta predisposición a que también el hijo (sea niño, adolescente o adulto) lo desarrolle, aunque no tiene por qué ser así.
Para realizar un correcto diagnóstico es necesario conocer y evaluar los diferentes síntomas. Hay que entender que muchos de esos síntomas pueden deberse a tipos diferentes de trastornos, por lo que es necesario ponerse en manos de profesionales capacitados para diagnosticar este tipo de problemas de la salud mental.
En cuanto al tratamiento, el objetivo es paliar toda la sintomatología y sufrimiento que siente la persona. En ACM Psicólogos nos centramos en el paciente y en su círculo familiar y social para que todos tomen consciencia del problema.
A partir del diagnóstico vamos a tratar de mejorar el estado de ánimo de la persona para que pueda retomar las habilidades sociales, familiares y laborables que le permitan mejorar su día a día.
Además de la medicación, la psicoterapia es esencial para ayudar a lidiar con los trastornos de la afectividad y cambiar esos comportamientos que contribuyen a su aparición.
La terapia es el mejor espacio para que la persona trabaje sus relaciones y problemas con absoluta confianza y pruebe las técnicas de enfrentamiento. Para ello, la persona debe sentirse cómoda con la terapia y con el psicólogo.
Hay que tener en cuenta que la recuperación de los trastornos afectivos es buena, aunque en muchos casos se vuelve una condición crónica. No obstante, con un buen tratamiento y apoyo emocional, se lleva una vida totalmente normal.
Si te identificas con alguno de los trastornos de la afectividad, y la tristeza inunda tu vida, es el momento de pedir ayuda profesional. No se trata de cambios en tu estado de ánimo, sino de enfermedades que te afectan física y emocionalmente, por lo que es absolutamente normal pedir ayuda.
En ACM Psicólogos Madrid podemos ayudarte a paliar el sufrimiento y trabajar tus comportamientos. Para ello podemos utilizar diferentes técnicas, como la terapia cognitivo-conductual o la terapia EMDR. Contacta con nosotros y pide ahora tu primera sesión presencial u online. En nuestro centro de Psicología en Madrid te sentirás aceptado y comprendido y entrenaremos tus habilidades sociales y emocionales para que puedas llevar una vida totalmente normal.
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